Jose Luis Campal
La clarividente evolución del universo del sello de artista,
del artistamp o artisello, que desde los tiempos del dadaísta
Kurt Schwitters, y pasando por el impulso promovido desde Fluxus,
llega hasta nuestros días, nos ha movido a interesarnos por
el estado actual del mismo, tratándose, como de hecho
así es, de una parcela colateral al arte postal, muchas de
cuyas constantes no duda en atraerse y afiliarse. Así pues,
hemos emprendido la consulta, libre y desinteresada, de un abanico
de productores artísticos de filatelia alternativa a los que
les hemos requerido sus juicios sobre cuestiones varias. Se trata,
éste que hoy esbozo, de un proyecto en marcha, un primer
borrador de conclusiones para el que se han extractado las opiniones
de una veintena de artisellistas nacionales e internacionales.
La primera cuestión que se les planteó a los autores
era que fijaran el momento de su incorporación a la
confección de sellos de artista. Las respuestas mayoritarias
lo situaban entre mediados de los años 70 (1975-1977) y
principios de los 90 (1991-1992), si bien existían algunos
creadores, como el granadino Ignacio Antonio Sánchez, cuya
primera serie de sellos se remontaba a 1962. Otros se han
incorporado bien que recientemente, caso del poeta visual
malagueño Francisco Peralto, que asegura haberse sumado a la
corriente el 23 de enero de 2000.
Entre las causas que les habían empujado a la
realización de sellos de artista se recogen desde la pura
casualidad hasta el hecho determinante de entrar en contacto con
otros artisellistas, el trabar conocimiento de la disciplina en el
extranjero (caso del español Gonzalo Torné) o el
decantarse por ahondar en su práctica tras una fase de
aprendizaje y ahondamiento previos. Reconocen los autores que se han
incorporado al mundo del sello de artista casi por necesidad
creativa, para participar en las muestras de Mail-Art a las que eran
invitados o para proceder al intercambio con otros operadores y
alimentar así sus archivos personales.
Las influencias o magisterios que los autores reconocen van desde
las de pioneros como Schwitters a las de los responsables del
resurgimiento en los años 50-60, tales como: Ed Varney, G. A.
Cavellini, Georges Maciunas, Ken Friedman, E. F. Higgins III,
Michael Bidner, Ben Vautier, Ray Johnson, Anna Banana, Harley,
Gyorgy Galantai o Bill Gaglione. Otros nombres que se citaban en la
encuesta como representantes sólidos de la
manifestación eran los de: Vittore Baroni, Marcello
Diotallevi, John Held, jr., Henning Mittendorf, Guy Bleus, Jas W.
Felter, Adriano Spatola, Julien Blaine, John M. Bennet, Guillermo
Deisler, David Cole, Clemente Padín o Pere Sousa.
Respecto a la cantidad de sellos creados hasta la fecha, los autores
consultados poseen una producción variable; los hay que
sólo han creado 15-20 artisellos, e incluso menos, pero
algunos superan los 200 y uno de ellos (el italiano Franco Piri
Focardi) reconoce haber facturado 1.600 sellos de arte distintos. La
escasa producción de algunos consolidados se debe a que
utilizan complejos sistemas de reproducción por offset con
papel engomado que encarecen enormemente las tiradas y les obligan.
a los autores, a ser comedidos en su cantidad por comprensibles
razones económicas.
Sobre las técnicas de que hacen uso los autores existe un
claro predominio de la mixtura. Entre ellas se citan el collage, los
esmaltes, pigmentos, acuarelas, linóleo y acrílico
aplicado por métodos de control de humedad; también la
estampación en offset por cuatricomía, el dibujo, la
tinta china, los procedimientos digitales, las impresiones de
ordenador y las fotocopias, tanto en color como en B/N y su
posterior coloración a mano.
En lo que los creadores consultados sí se muestran casi
unánimemente conformes es en lo relativo al debate sobre la
comercialización de sus obras, sus artisellos, y en la
participación en muestras de arte postal como foro de
transmisión de su trabajo. Eso ha llevado a varios de ellos a
la organización de exposiciones de filatelia alternativa, tal
es el caso del español Pere Sousa, que, hasta la fecha, ha
montado tres exposiciones internacionales sobre la materia en
Barcelona. Acerca de la comercialización de los artistamp,
los creadores defienden su carácter no venal porque los
sellos son de uso personal, bien para regalar, bien para emplearlos
en el intercambio de obra con otros artisellistas. Algunos creadores
declaran que jamás pondrán precio a sus sellos,
mientras que otros aseguran haberlo hecho en exposiciones
neoyorquinas, al tiempo que son de la creencia de que quizá
en el futuro ésa si sería una vía válida
y explotable.
Las dos últimas preguntas lanzadas en el cuestionario,
personalmente las que más me sugestionaban, hacían
referencia a las ventajas y desventajas que los propios autores
advertían en la filatelia alternativa. En el apartado
primero, el de las ventajas, hay autores que son de la
opinión de que el artisellismo es una parcela más del
trabajo visual sin mayores ventajas sobre el resto de las
actividades mail-artísticas. Los artisellistas hablan de que
los artistamp no son una falsificación del sello oficial,
sino una simulación con la que pretenden transgredir la
institución postal de los estados en un juego de apariencias.
Junto a la facilidad para circular por el espacio artístico,
los productores de sellos de artista destacan su aprecio por lo
minimal, el hecho de que la síntesis expresiva les facilite
destacar de modo crítico aspectos y vertientes
difícilmente planteables en espacios al uso como pueden ser
las galerías comerciales. Al tratarse de pequeñas
piezas nacidas de la exigencia y la creatividad de los artistas, se
obtiene una inmediata comunicación en el circuito del arte
por correo con productos que comparten sus mismos ideales y que
gracias al transporte de las obras en la parte exterior de los
sobres se favorece el que sean numerosos los potenciales, y hasta
accidentales, degustadores de las mismas.
En el capítulo de las desventajas, las quejas de los autores
consultados van desde la limitación del procedimiento a las
dificultades para conseguir un buen troquel dentado, o incluso la
inexistencia del copyright. Se lamentan, igualmente, de la
intromisión de los organismos postales, celosos y
desconcertados ante el trabajo de los artisellistas; o de lo arduo
que les resulta a los creadores-coleccionistas el hallar y recoger
las obras ajenas si no media un contacto personal entre la parte
emisora y la interesada en su conservación y disfrute. Todos
están de acuerdo, sin embargo, en que la filatelia
alternativa, en mayor o menor medida, no es el camino más
idóneo o aconsejable para emprender una carrera de
éxito en el mundo del arte estandarizado.